La acumulación de desechos sólidos en áreas naturales, ríos y suelos puede provocar la degradación del medio ambiente, alterando los ecosistemas locales y afectando la biodiversidad.
Los desechos mal gestionados pueden contaminar fuentes de agua, como ríos y vertientes, causando problemas de salud para la población y afectando la disponibilidad de agua potable.
La presencia de desechos en el medio ambiente puede afectar a la fauna local, causando lesiones o la muerte de animales que ingieren o quedan atrapados en desechos plásticos u otros materiales.
La contaminación de desechos puede aumentar el riesgo de enfermedades transmitidas por vectores, como la proliferación de mosquitos en áreas con desechos acumulados, así como problemas respiratorios asociados con la quema de desechos.
La presencia visible de desechos en calles, ríos y paisajes naturales puede afectar negativamente la imagen de la comunidad y disuadir el turismo, lo que a su vez impacta en la economía local.
La contaminación de desechos puede resultar en la pérdida de recursos naturales, como suelos fértiles y agua limpia, lo que afecta la capacidad de la comunidad para sostenerse a largo plazo.